miércoles, 11 de febrero de 2009

Este no es el grupo de Cambridge. Oposiciones para espía en el PP madrileño.






















Los espías no han salido de una oposición en la asamblea de Madrid, pasa siempre en la administración del estado, la primera promoción se nombra dedo. Y tomando el ejemplo de la historia del espionaje, se han quedado con el romanticismo de los espías de Cambridge, sin llegar a recoger las notas que los delataron, crean desde su ansía de poder, una cadeneta de water que se romper al primer tirón, cuando acabas de cagar.






Estamos oliendo las primeras hornadas de magdalenas al salir de la tahona gatuna. Cierto olor a traición emana de las cenizas del postcongreso de Valencia.









La unión hace la fuerza, y la imagen ante el atril, parece un muro de fichas de dómino, que van a caer al primer cortocircuito, que traspase la potencia permitida por el micro desde donde se grita para tapar el murmullo interno.






Van caminando por la calle Génova con las luces de emergencia, el gasto del gesto para saludarse sería forzado, así que lo que entran van por la derecha y los que salen también salen por la derecha, sin interrumpir eso sí sin tropezarse.






Agazapado tenemos al alcalde, que sin decir yo fui, yo soy y mi padrino abrió la caja de los truenos,será el gran beneficiado, avalado por los capitales de su caja de ahorros.






Lejos irá esta procesión de espíritus y esperpentos.






Yo me callo para estar reservado y expectante, siempre creyendo que no va a pasar nada, pues el humo de la crisis difuminará la trama de la viuda negra.