domingo, 7 de diciembre de 2008

Dame constitución y llamame tonto












“Todo lo que nos queda es lo que un día no
pasó; el pasado tampoco es lo que fue, sino lo que
no fue” (Juan Benet, Volverás a Región, 245)










Que tenemos mucho más que otros, con una constitución coronada, no lo dudo. Pero durante tantos años, la democracia que yo estudié, no aparece reflejada al completo, en el ir y venir de la vida política, y mucho menos en la social.





Se pasa página inmediatamente a cualquier hecho vital, dando con otra página opacidad a la anterior, y al archivo de caso conocido, pero sin resolver. Y así vamos acumulando rencor con una suma de antidemocráticas peripecias, con la cara lavada y tapiando la historia.





Exacerbando en días alternos a la opinión pública, a través de los medios de comunicación, con noticias a modo de enunciados, que buscan de inmediato, otros enunciados, de la misma opinión o de otra parentela.





Nosotros que rumiamos la verdad, y en el proceso de rumiar vuelve de nuevo el alimento para que pueda servir de verdadero alimento, sufrimos un auténtico empacho de sandeces, que van desde que son tontos los que votan a no se quien, hasta sr gonzalez vayase o viceversa, si hablamos cronológicamente.





Guardo rencor, claro que si, a todo aquellos que no consideran a los otros como seres humanos, que se pueden equivocar, que no quieren pensar como nosotros, que se aferran al pasado victorioso, para negar, una tumba digna a los que creyeron en la igualdad, y en una democracia, aunque se les instigara, porque la masa empuja a quemar iglesias, conventos y falangistas, a defender una libertad soñada, una educación más amplia, y una digna salud asesorada por el estado. Y este sentimiento traspasa los años, y llega hasta hoy, recogiendo los disparates anacrónicos, que oyeron o leyeron en enciclopedias amañadas o en catones, para rociarlos, junto con ese poderoso atropello de la religión, de agua destilada, para conseguir una sociedad legible y legal, y analítica. Todo junto ayudaría a discernir la historia y los porque de unos y los otros, sin olvidar, que los traidores, siempre son eso, traidores y diminutos.








El quiste democrático de finales de los años 70, del siglo pasado, es una factura permanente, por muchos halagos que esta democracia de consenso, no disienta ni un ápice de lo constitucional. Nos movemos entre tiranías sociales, que saltan al son de las trompetas, poniendo delante de nuestros ojos la conformidad y el bienestar social, pero sabiendo que han destruido aquel tejido inequívoco de la unión hace la fuerza, somo más y el pueblo unido jamás será vencido. No son frases retóricas y vacías, pero espero algún día vuelvan a servirnos para decir a todo los que entre cuento y cuento, apaciguan a sus rebaños, que nosotros, los dolientes, estamos esperando el momento idóneo para saltar a nuestro son democrático.




Menos ceremonias para honrar a los ilustres de la patria, y empezar la pirámide por abajo, honrando a los honrados idealistas y obreros, que al final somo casi todos.




Leer este enlace, despacio, alto y con denuedo:















Y menos banderas, símiles y anagramas, que entre siglas y confituras, nos van arrinconando.




No esperemos a que el cine cuente su versión financiada.




Libertad es tener en cuenta al otro, organizar su séquito y su óbito. Y seguir viviendo.








EL CINE HABLARÁ DE:








Se dice del ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez que es un personaje tan irrepetible como la misma Transición que gestionó. Un político, un mito. Sobre él se prepara un telefilme en dos capítulos al que los involucrados en el proyecto todavía se refieren como el «23-F».





Para revelar a un Adolfo Suárez en su plenitud, los guionistas se han documentado a fondo «y han consultado seis o siete libros, sin que esté basado en ninguno de ellos.








Con 5 o 6 libros ya le damos un perfil a la historia, el resto a oír, ver y callar mientras pasan los reyes magos.
Yo voy a gritar.

No hay comentarios: