





"No tengo ningún miedo. Si la sociedad no respalda los planteamientos que el Gobierno y el lehendakari le hacemos en esta propuesta democrática y de conocer su opinión, me iré a mi casa", concluyó. el país 1-05-08
El beato Losantos con la inocente cara que les queda a los recatólicos después de recibir la comunción, y la merecida bendición episcopal, acude a los juzgados. Juez y parte, irreverente, falsario con los jueces, aspira a compartir el liguero que utilizo el señor Ramirez en su sonado bautismo como infiel, pecado castigado por la dueña de la cadena Cope.
Un ilustre cardenal, de la mano de otro cardenal de roja capa larga y un bufón o dos son el perfecto pantocrator para abrir camino hacia el cielo, e iluminar la aspera convición de su fundamentalismo, tan peligroso y lleno de pederastias, que les hacen pensar que todos los medios informativos utilizan su lenguaje de catecismo decimononico.
Viejas añoranzas bajo palio, largas túnicas y pololos santificados, se han encotrado con vestales rdiofonicas y periodisticas, donde sellan con sangre y fuego, la venta de su alma, y no al diablo imaginario sino a la más arcaica galera católica.
Besos y hostias, que son gratis.
Nunca estuve tan lejos del cine como ahora. No me puedo sentar en una butaca para ver a panolis haciendo, imagen tras imagen, meras replicas de situaciones que no aportan nada nuevo al modo de pensar.
Estoy de acuerdo que la violencia es mayor, y más agresiva, que las relaciones humanas están plagadas de trivialidades, pero el concepto de cine, como el de televisión sigue estando equivocado y falto de pedagogía.
Ni las recomendaciones de los expertos europeos en comunicación de las cadenas públicas, que apuntan hacia el elemento audiovisual como algo educativo, con la idea de la televisión pública ha de tener perdidas, es seguida por los responsables presumidos que nos meten el progreso por los ojos, ni el sentido común de que la plataforma puede servir para cambiar en positivo los comportamientos y los conocimientos de los espectadores. Hacen bien en llamarla basura.
Incluso la televisión de pago se repite, y ya esta adulterada.
Otro tanto pasa con la literatura, que están haciendo de ella un show mediático, poniendo en cabeceras de lectura auténticos e infumables argumentos. Tu entras en una librería, y si en diez minutos no coges el libro que esperan vender, pues esta en medio para que te tropieces, te asignan un guardia de seguridad, para que te vigile de cerca, pensando que vas con intención de robar.
¿Para qué sirven nuestros ojos?
Oír, ver y callar. Ellos tendrán razón........- dicen.
Me niego, escupiré sobre sus programaciones ciegas.