viernes, 31 de octubre de 2008

Sofía I de España, La Callada,¡ hasta ayer!











Tras el revuelo de la jornada de ayer con la presentación del libro de Urbano y la publicación de las confesiones de Sofía de Grecia sobre el matrimonio gay, el aborto, la religión en las escuelas o la eutanasia, se abrió un nuevo frente cuando la Casa Real desmintió las palabras de la reina por "inexactas".
"Las supuestas afirmaciones que se han realizado en el ámbito privado no se corresponden con exactitud a las opiniones vertidas por la reina, como oportunamente se le ha hecho saber a la autora", rezaba el comunicado.
Urbano respondió de forma clara y contundente: "Lo que ha dicho la reina es lo que aparece en mi libro" y achacó a "un exceso de celo de algún edecán" el desmentido de La Zarzuela.
La Zarzuela lo revisó
La veterana periodista defendió el derecho de la reina a opinar sobre lo que quiera y ha cuestionado la propia redacción del comunicado de la Casa Real "Si las declaraciones son supuestas pero en todo caso pertenecen al ámbito privado, como dice el comunicado, ¿en qué quedamos? Lo ha dicho o no lo ha dicho?".
"La reina sabía que esa conversaciones iban a aparecer en mi libro"
También ha negado que las declaraciones fuera de carácter privado. "La reina sabía que esa conversaciones iban a aparecer en mi libro". Es más, Urbano ha aclarado que el palacio de La Zarzuela revisó y dio el visto bueno a la publicación de la obra.
Urbano, tras subrayar que "la reina es veraz y no ha hecho este comunicado", ha añadido: "no tengo más dueño que la verdad: Mi dueña no es la reina ni el rey, ni la Casa Real, mi dueña es la verdad".


Haciendo los análisis de los análisis sobre los recientes temas que conciernen a la transición española, casi vemos claramente que el mantenimiento de la figura del rey, no era necesaria, y sus fastos posteriores, tampoco, escójase el de 1981.

El presupuesto de la casa real ronda los 9 millones de euros, que necesariamente estaría bien aplicados, en otros presupuestos, como I+D+I, o en educación infantil y primaria, a ver si de una vez despegamos la perezosa actividad de nuestros estudiantes, que unidos a la poca participación empresarial en contrataciones en prácticas, nos aboca a una dependencia, sólo vista en algunos países emergentes.
Además todo este fasto va rodeado de palabras, las del año pasado del rey, constaron un sin número de viajes diplomáticos para tratar de reestablecer y mejorar los contratos petroleros, previstos con Venezuela, se hubo de expandir el gasto público.

Entre flor y flor real, un sin fin de actos protocolarios. viajes, comidas, vestuario, coches y séquito, que nunca se sabe si lo paga la casa del rey o la entidad que los invita. No es por la actualidad, que hace mermar las arcas, este planteamiento, sino por una protesta constante, que desde que hay monarquía nueva, y son muchos años se han llevado enormes sumas de dinero.


Y para colmo, exentos de libertad de opinión, nos acomodan en voz alta a decálogos más propios de otro colectivo, las casa reales, cercanos a un catecismo católico, que por involutivo atenta contra la lucha por las libertades ciudadanas.

Alojemos a zares, reyes y séquito en colectivos productivos, para aportar con su sudor, dinero a las arcas del estado; ah si se me olvida, también a algún ex-presidente que remando remando, nos da la impresión de que ya le llega el vino al cuello.


Objetemos a todo hasta que nos pongan también una corona a los que trabajamos.

Lo he visto, la sangre no es azul, es igual que la nuestra, roja y bien roja.

Ya hemos tenido muchos reyes, estamos en el guinnes.
Adiós y viva Bécquer.

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