martes, 25 de noviembre de 2008

Enfermos de soberbia









Soberbia.
(Del lat. superbĭa).
1. f. Altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros.
2. f. Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás.
3. f. Especialmente hablando de los edificios, exceso en la magnificencia, suntuosidad o pompa.
4. f. Cólera e ira expresadas con acciones descompuestas o palabras altivas e injuriosas.
5. f. ant. Palabra o acción injuriosa.








No es nueva esta aptitud en ciertas personas, y surgió con el mundo, cuando se reunieron para habitar un lugar más de dos o tres personas. Pero nunca se ha hecho tan visible y a la vez tan lisonjeada como ahora.




Desde los medios audiovisuales, si exceptuó el cine, que los personajes como Ana Bolena, la pasean con orgullo, se convierte en modelo de comportamiento admirado y heroico.




Como ejemplo de días atrás la concursante de las gemelas de Pekin expréss, sí la que no está enferma, Ainhoa, es un modelo de ello. Ninguna voz se ha levantado para denostar ese comportamiento, cercano a la maldad. Niña educada en la vanidad, y el arrostramiento de cualquiera que sea diferente, incluida la propia hermana.



Y con esto casi generalizo, tras pasearla como heroína por televisión, prensa, etc, como modelo de una generación y orgullo para los padres que han creado a miles de esos ciudadanos que nos rodean.



Diariamente, veo esos comportamientos cada vez mas generalizados en las últimas hornadas, de los que sobrepasan la adolescencia, y llegan a los treinta y tantos, como patrón a seguir, si cupiera, cercano y admirado para padres satisfechos, para estudiantes en ciernes de doctorarse y militantes imbuidos en causas egoístas. No excluyo de la exhibición y alabanza de esta soberbia en público, a otros reos de la fe o de la política, del arte y la cultura, y casi en toda la farándula, de delante y detrás de la cámara, por este orden.



Con su lema de que nadie, que tenga otro criterio al suyo, y los hay, les pueda decir No al primer capricho, que raya con la infracción de su comportamiento, en el lugar que están, con unas normas que lo enmarcan. Casi rugen de rabia y te convierten en un enemigo que les impide pisotear todo lo que en su esmerada educación, según ellos impartida por unos padres, que no les han marcado unas líneas de moralidad y respeto al otro, para que no les molesten, les ha concedido como valido para trepar, a cualquier podio de satisfacción efímera.


Nadie se acerca para amonestarles, que quizá en grupo les haría reflexionar, más bien les jalean con honores, sin ver la semilla que no es tal, sino cizaña, lo que están cultivando.


Dejando atrás el papel de la televisión como medio educativo, en utopía de unos pocos, quizás ese tan nominado comité de ética de los espectadores, que modera las emisiones, y no de CO2, sí igual de perjudiciales para la salud de los televidentes, habría de decir algo, cagándose en la audiencia, que produce dinero por exhibir deshechos.


Prevenir. si detectan eso en alguno de sus descendientes, marquen con una cruz el dintel de su puerta, pasará el psiquiatra, en su consulta itinerante, para iniciar una terapia familiar. No salgan a la calle, algunos podemos vivir sin ustedes.


El padre de Ana Bolena siempre lamento, llevar por su ambición, a su hija al cadalso.
Y el prozac también lo es.



No hay comentarios: