viernes, 14 de noviembre de 2008

La silla




























































El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha sido el noveno jefe de Estado en estrechar la mano de George W. Bush a la entrada de la Casa Blanca. Por fin, y después de que durante cuatro años el mandatario estadounidense evitara recibirle, el presidente español pisaba por primera vez la Casa Blanca. Bush le ha recibido con una sonrisa y un apretón de manos, pero menos efusivo que el saludo con el que el estadounidense obsequió a otros invitados.



Cuando se hizo publica la noticias de que en Moncloa necesitaban una silla, lo primero que hice fue ofrecer la silla plegable de tijera, que utilizo en casa para cuando llega un invitado sorpresa.

No recibí respuesta a mi ofrecimiento. La razón era muy clara, se buscaba la silla de Carlos II, entiendo está búsqueda, como potente razón histórica. Después me entere que la segunda silla que estaba en la lista era la de Luis XIV, la tercera la de Luis XVI, y como última alternativa, la que se llevo José Bonaparte.
Ante tanta incertidumbre monetaria, el problema de la silla parecía una nimiedad, pero los servicios diplomáticos, buscaban una silla, a cualquier precio, y si fuera una silla usurpada o robada, que después pudieramos traernos, mejor.
El presidente francés, dedujo que lo que debía hacer, como acto simbólico de buena vecindad, era restituir al pueblo español, una de las tres sillas, que fueron substraídas en la historia reciente, de territorio español. La suya, no podía ser, pues Miterrand se revolvería en la tumba, era una silla demócrata.
Hace pocos días, salta la noticia de que España ya tiene silla, y todo el bullicio se apaga incluso el mío.
Y ahora estarán todos sentados, sin poner los pies sobre la mesa eso sí, contando la calderilla excedente en cada país, para atemperar una posible revolución social, que de hecho, haría saltar por las nubes, capitales de riesgo y bonitos avales estatales.
Como piensan en una revolución, sin nos asustan los rasguños. Matizo, un paso, lleva a otro paso, y si la baza de la globalización es lo que da poder a los poderosos caballeros don dineros, excluyámolos un día, en todo el mundo de hacer ventas. Por ejemplo, un día en el mundo sin cocacola, un día en el mundo sin lácteos, un día en el mundo sin macdonals, un día en el mundo sin sms, etc.
Eso si sería un inicio serio de una revolución...., sin armas de matar.
Ah claro, y ahora Zapatero no podrá volver a Sevilla....









El diario conservador francés Le Figaro aseguraba ayer que, cuando Sarkozy logró que Bush diese luz verde a la presencia de Zapatero, éste le dijo al presidente francés: "¡Pídeme lo que quieras!" Portavoces de La Moncloa lo negaron rotundamente ayer.

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