miércoles, 28 de mayo de 2008


La ansiedad alcanza ya al 47% de la población, 15 puntos más que en 2001 - Y la meditación se instala con fuerza entre directivos desbordados .....


"El lugar del psicólogo ya no es el diván, es la calle"


Jerilyn Ross sabe lo difícil que puede resultar llegar a comer en un restaurante. Lleva 30 años tratando a personas con graves trastornos de ansiedad, fobias irracionales que les pueden llegar a aislarse por completo.

"Mi trabajo consiste en venir con el paciente a sitios públicos como éste, trabajar sobre su conducta, para que se dé cuenta de que la ansiedad es sólo una reacción de nuestra mente".

el país 28-05-08
Estas dos noticias, nos ponen al hilo de la calle.
De manera contundente nos ponemos en marcha cada mañana camino de cumplir con nuestra función social, y ante la obvia agresividad que aparece ante nuestros ojos, desde el primer instante, repliegas y te blindas, reproduciendo agresividad, para impedir que te roben, que te increpen, que te empujen, que te humillen, que te miren mal. Esto ocurre en las grandes ciudades y ya un poco en todos los núcleos urbanos medianos.
Acabas con tu función social, y los recados, y como consideras que el exterior no te ofrece más que malos modos, pliegas tu puerta y hasta el día siguiente, en aras de tu seguridad, que vuelve a empezar todo de nuevo. Y de los fines de semana haces de tu casa un claustro, que felicidad.
La diferencia es notable con la vida en las pequeñas comunidades rurales, donde el equilibrio mental que produce saludar cordialmente a todo el mundo, el poder decir una palabra o varias aunque sea la misma de los días anteriores, te llena de humanidad. Eso no los aleja de ser igual de humanos, pero con el aval del sosiego diario, un silencio muy diferente al ensordecedor barullo de la sociedad consumista e irracional de las urbes, que van y vienen sin sentido, hacen ruidos por hacerlos, gritan por gritar, arrinconan y agreden.
La figura del psicólogo que la calle, de difícil implantación yo lo llevaría más allá, hasta el punto de ser una autoridad reconocida que intervengan en los nudos de agresividad que perpetúan las zonas de conflicto.
En la línea del control del Estado, haciendo caminitos o veredas, para conducir a los ciudadanos a lo que más placer les produce: " con mi chandal y mis tacones, arregla pero informal, nos vamo al hiper".
Tenemos un problema, somo humanos, y muy juntos.

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