sábado, 5 de julio de 2008

Península Ibérica, una isla socialista











Durante muchos años se me quedo corto el PSOE.

Ahora veo en el partido una auténtica avalancha de razones para levantarme y volver a seguir en la política.

Las voces discordantes de la derecha tiran hacia atrás de una España que es el adalid en la construcción social, a pesar de esta crisis, tan bien ingeniada por los neo-conservadores económicos americanos.


Es como si todo lo que necesitamos para creer en la política se estuviera planteando, una lección de humanidad, con el reparto de los recursos, aunque la bolsa de la compra y las facturas nos hagan aminorar nuestros deseos de bienestar.


No tengo que enumerar todas las leyes que nos sitúan en un estado de derecho menos salvaje, incluso siendo una isla rodeada de países de derecha y con menos derechos ciudadanos.


Francia, Alemania, Italia, etc, que atemorizan a sus ciudadanos con miedos a otras religiones, a otras etnias, a otras economías, cercan sus capitales humanos con esclavistas disposiciones, como los aumentos de la jornada laboral, o las retenciones sine die de los ilegales, o la expulsión mafiosa de los rumanos...

Veo en nuestro partido del gobierno una gran valentía al coger a los habitantes de la mano, y apoyarles en sus discapacidades, en su ayudas a los jóvenes para iniciar su vida, en debates y propuestas, que cruzan el rubicón, e ir donde solo la alta burguesía habitaba, blindada.
Un gobierno respetable, elegante, decidido, universal y humano.

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