martes, 1 de julio de 2008

Sotanas sin paliativos.












































"El dolor no santifica",- esta fue la frase que me dijo una enfermera de quirófano al despertar del postoperatorio- pues espere unos minutos antes de decirle que me dolía mucho mi rodilla.




La bondad y el alivio me invadió, cuando un calmante hizo desaparecer aquel dolor tan agudo.




Esta manera de proceder tan positiva, me hace concebir esperanzas de que en algún momento de nuestra vida, cuando el dolor físico sea casi una forma de vida, haya alguien que piense así, y nos calme.



Este carca-catolicismo presente en los comités de ética de los grandes centros hospitalarios, es la gran rémora para que los humanos tengamos una muerte digna. Ellos, con una mano semejante, y un uniforme idéntico al que utilizan algunos de sus compañeros para medir la sexualidad de sus catequistas, te prometen con su palabra, que dicen que es la del ser supremo, que mientras mas sufras, mas grande sera la parcela que tendrás en el cielo, con campo de golf celestial y todo.




Sienten miedo del islam, porque junto con otras confesiones tendrán que compartir, el dinerito que antes solo ellos recibían del estado.




Satanizan la bioética porque los fieles, tendrán otro tipo de esperanza más terrena y escucharán mas a la ciencia que sus dolientes letanías.


Este «humanismo recortado y peligroso», sobre el que «hay que estar alerta», advirtió el prelado, es «sostenido por minorías muy influyentes tanto en la política como en la opinión pública».
Asimismo, explicó que este «concepto del ser humano» vuelve a causar «un problema, después de la aparición de los totalitarismos del siglo XX», ya que de allí proceden una serie de dificultades como «la tentación de dar carta de naturaleza legal para atentar contra la vida de los hijos» a través del aborto o «de la vida doliente» a través de la eutanasia. «Esta falta de amor a la vida también se percibe en la disminución de la población europea en la que cada vez hay menos hijos debido a los millones de abortos que se producen», insistió Martínez Camino, quien también hizo hincapié en el deterioro que sufre la familia, «nervio vital» de toda sociedad, «por la falta de compromiso conyugal».






El humanismo es lo opuesto a la agresividad. Juntar estas palabras es una gran anomalía en boca de tales próceres. Y la comprensión que reclaman, pocas veces estuvo presente en su currículo.




Hablando de totalitarismos, quizá se les ha olvidado, la cantidad de veces que en el imperio católico han levantado el hisopo para bendecirlos, apoyarlos y comer en su mesa.



Y quien dice que los ateos o agnósticos no tienen amor a la vida. Son los únicos que buscan lo mejor de ella, al pensar que lo que aquí hay, es lo único que tenemos.




Los secretarios generales de más de treinta Conferencias Episcopales de Europa concluyeron ayer su encuentro anual, que tuvo lugar en Covadonga, y en el que trataron temas de actualidad particularmente urgentes, como la situación religiosa en el continente, la legalización de la eutanasia, la presencia del Islam, la bioética y la enseñanza de la Religión, entre otras cuestiones.
Entre sus principales preocupaciones, los secretarios generales coincidieron en señalar «el avance de un humanismo agresivo y un ateísmo militante, poco comprensivo con las raíces cristianas» de Europa, que va provocando «un vacío de esperanza y una falta de amor a la vida». Así lo resumió a ABC el secretario general del Episcopado español y obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, quien también participó en este encuentro, que se celebró en Covadonga, con motivo del Año Jubilar de la Santa Cruz.


abc 01-07-08




Señores a apretarse los cíngulos, y en vez de pan de ángel, hostia de maíz transgénico.














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