jueves, 10 de julio de 2008

Sin peces no hay rios.









Rodrigo Arboleda se paseaba ayer por Madrid con un portátil verde chillón bajo el brazo. Es uno de los aparatos del proyecto Un ordenador por niño (OLPC por sus siglas en inglés), fundado en 2005 por el gurú de Internet Nicholas Negroponte, con el que trabaja en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). La finalidad: crear ordenadores a bajo coste para los niños más pobres del mundo.

En España, Arboleda busca apoyos al proyecto, del que es representante para Latinoamérica. "Nuestra fundación aspira a que cada chico de primaria de los países en vías de desarrollo tenga acceso al conocimiento", comenta con entusiasmo. Pretende obtener compromisos apelando al impulso del castellano en la Red, ya que el ordenador familiariza a niños de poblaciones indígenas con esta lengua. "Por su vinculación con empresas en Iberoamérica, España tiene la oportunidad de contribuir a una más equitativa distribución de las riquezas". Ayer se reunió con Santillana y Telefónica para explicarles el proyecto.




Después de haberle dado el premio Príncipe de Asturias al banquero de los pobres y ser los abanderados en Europa del mantenimiento de la ayuda a los países en vías de desarrollo, no vamos a dejar fuera de red este proyecto, rayano con la utopía que se hace realidad.




Viajar por las plazas y los centros escolares de Iberoamérica, y ver el símbolo de wifi sobre los quioscos, me llenaría de alegría. Esto si que es un apuesta por la globalización del conocimiento, y no los elitistas programas Erasmus, Leonardo o de intercambio de los países del norte, que como cercana experiencia, sirve para que muchos de los alumnos con el aprobado garantizado, se pasen un año sabático de cañas y amores, sin tener nada en contra de ello, en España, en EE.UU. o Canadá, etc.




Los que durante tantos años hemos estado llenando las arcas de Telefónica, sin reclamar sus facturas por abusivas, y llenas de impuestos a su favor siempre, y que gracias a aquel período de monopolio, se han comprado casi todas las compañías telefónicas de allá, queremos que ahora este proyecto sublime, sea posible.




Nadie se a levantar en armas, ni a iniciar una revolución porqué sepan que comen los tetrarcas del G-8, al contrario, estarán más cerca de ellos y otros muchos de su misma escala de graduación, para escupirles con argumentos.




Pedirán la paz y la palabra para colgarla en la red.


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