miércoles, 18 de junio de 2008

A las pruebas me remito.







Cuatro de cada diez alumnos de Sexto de Primaria, un 37,1%, ha suspendido la prueba de nivel (Prueba de Conocimientos y Destrezas Indispensables) realizada por cuarto año consecutivo en los colegios de la región. Los suspensos son un 10% más que el año pasado, cuando catearon tres de cada diez. Según ha indicado al presentar los resultados la consejera de Educación, Lucía Figar, los "puntos negros" de la prueba han sido el dictado, donde los niños han tenido problemas con las faltas de ortografía, y los ejercicios de matemáticas, donde los estudiantes han encontrado dificultades con las fracciones y los decimales...



...Otro de los motivos, lo achacaron a que el porcentaje de alumnos inmigrantes ha sido mayor, en concreto, cerca de un 20,58 por ciento más de estudiantes extranjeros, lo que ha podido provocar que en pruebas como en las del dictado, se note "porque aún no tengan un control muy bueno de la ortografía en castellano", añadió Figar.....



Este el titular de la noticia en el país.es ( 18-06-08)



Cuatro de cada diez alumnos madrileños suspenden la prueba de Sexto de Primaria.
El número de suspendidos es un 10% más que el año pasado.- Los "puntos negros" son las faltas de ortografía en el dictado y las fracciones y los decimales
En el repaso diario la prensa escrita encuentro su páginas repletas de faltas de ortografía, de errores gramaticales, de altisonancias. Y ya no quiero ni comentar en la televisión o en la radio.
Pienso que la lengua como algo vivo debe estar en constante cambio, y transformarse, pero con un mínimo de sujeción a las reglas gramaticales.
No es por afinidad, pero el que menos faltas de ortografía tiene es El País. En el ABC, hay días que el numero de errores es excesivo, incluso en las portadas y en el ABCD, suplemento cultural. El Mundo, tampoco aplica muchos correctores ortográficos. Público es el que más correctamente escribe, esos por nombrar los que consulto.
Ya volviendo al tema de los exámenes de los alumnos, esa acepción a apuntar como responsables a los niños inmigrantes, cae de la administración educativa madrileña, de nuevo, como remarcada frustración en su búsqueda de la pureza de la raza gatuna.
Como lo he vivido, lo apunto.
La llegada de un alumno extra a un aula de primaria, les supone al profesor/a un trabajo extra que no está dispuesto a asumir. Coloca al alumno en las últimas filas, le dota de una ficha para colorear, eso si con cien pinturas de cera y así día tras día hasta que si el ciclo dispone de un profesor de apoyo, este le hace una adaptación curricular, para iniciar la inmersión, todo el proceso puede tardar de tres a seis meses.
A veces ocurre que un profesor, valiéndose de su tiempo libre o en los recreos coge al alumno semi abandonado e intenta ayudarle, rápidamente surge la figura directiva, o el jefe de ciclo para decirle que no asuma tareas que no le corresponden, y vuelve a aparcar al alumno/a.
Y en la concertada, tienen serias dificultades para que los acepten, ni siquiera por el cupo de zona de residencia. Allí el aparcamiento es casi indefinido.
Ya nadie sale a escribir en las pizarras, que están llenas de fichas con motivos de navidad, u hojas de bosque, o fotografías de santos. Se dicta, se rellena la ficha del libro, se lee en voz alta, y alguno que otro ve corregido su trabajo por el profesor/a. Y ya el apoyo o el seguimiento en casa, raras veces va mas allá de leer la nota de la próxima excursión o el menú del mes.
Toda esta cadena desemboca, en los curso preuniversitarios con el mismo nivel de ortografía y comprensión, y posteriormente en el final de la carrera, que creo que lo comente, vienen los alumnos a solicitar libros, y las ficha de petición están plagadas de faltas, y eso que lo han copiado de una base de datos bibliográfica.
Propongo a la administración que estos niños que perjudican la nota media en los exámenes de primaria, con su mala ortografía se les aplique también la normativa europea de 18 meses de internamiento, sin asistencia gramatical, y que se les pueda expulsar.
Enviaré corriendo esta idea a la Ilustrisima sra. Lucía Figar, consejera de Educación de la CAM, por si pudiera añadir estos flecos a esa ley tan fresca.

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