jueves, 26 de junio de 2008

Sin noticias.


Algunos días son cansados, y desde primeras horas ya sabes que estarán vacíos.


En este mundo tan grande, que incluso se expande por otros planetas, las noticias que asaltan los diarios, son simples apartados de la continuación de la historia. Y una vez descubierta la zona del cerebro donde arranca el espíritu de aventura, sólo serán necesarios más aditivos, para que el mundo comience a hacer locuras mayores.

Cuando el fútbol no te interesa nada, más bien te incomoda, cuando las guerras políticas están rodeadas de patéticos gestos, cuando la cultura y la educación esta orientada a tapar parches, cuando la publicidad cae llena de trampas empapelando sobremesas de facturas, el día se diluye en simples horas.

Mañana ya veremos.

Abrigo la esperanza, algo nada propio del verano, de que repunte en otros días algún genio entre este parque temático programado del circo informativo.

Entre tazas de café y vasos de agua fresca, supondremos que los vascos siguen pensando en Barataria, que 11 y 11 son 22, que el quita y pon en la derecha es una partida de pingpong, que el azúcar agrió el tomate, que Mugabe bebe mucho o que las armas son de chocolate en Washington.

Bajar a la calle, imposible, este fenómeno pasajero, distorsiona las caras humanas, bifurca las calles, enaltece los ruidos, el caos urbano se come la adrenalina.

Escribo, corrijo, acabo, edito y me voy a contar lentejas con omega 3.

Mientras que el día hoy no me preocupa, el tiempo pasa para otros.

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