domingo, 29 de junio de 2008











Los internautas lanzan una campaña de protección a los menores y contra el recorte de libertades.


Los puntos más debatidos fueron el recorte de las libertades civiles y la necesidad de proteger a los menores en Internet. En concreto, la Asociación acordó lanzar una campaña de prevención y ayuda dirigida a los menores y sus padres frente a los abusos y la pederastia en la red. Según esta Asociación, se ha producido un retroceso en las libertades como consecuencia del el 11-S. Entiende que ese atentado llevó a establecer una sociedad de la vigilancia, amparada en Europa a través de la Directiva 2006/24/CE, que se está trasponiendo a las legislaciones nacionales. "España ya la ha incorporado en una de las leyes más duras y menos garantistas de toda la Unión Europea", señala Pedro Martínez, miembro de esta asociación y ex teniente fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.




(el país 30-06-08)


La Directiva 2006/24/CE sobre la conservación de datos del tráfico en las comunicaciones electrónicas comporta un profundo cambio de los principios básicos de la protección de datos personales. Los proveedores de servicios de comunicaciones electrónicas deben conservar los datos que permitan identificar el origen, el destino, la fecha, hora y duración de una comunicación electrónica, el tipo de comunicación realizada, el equipo utilizado y la localización de dicho equipo.
Con ello se pretende garantizar que los datos estén disponibles con fines de investigación, detección y enjuiciamiento de delitos graves. Se concede a los Estados amplias facultades de control que han sido ampliamente criticadas por las instancias que velan por la adecuada protección de datos personales ya que supone contravenir los principios hasta el momento asentados. Además, la redacción de la Directiva contiene una serie de imprecisiones que la hacen aún más criticable: indeterminación de los delitos que permitirán usar los datos, insuficiencia de las medidas de seguridad establecidas, indefinición del procedimiento para tener acceso a los datos y finalmente, silencio respecto a quién soportará los costes que comportan las medidas a adoptar.
Nos hallamos ante un instrumento que en aras de la seguridad sacrifica la privacidad de los ciudadanos sin que de entrada exista ningún indicio que permita sospechar de ellos.
Este ejercicio que cada mañana me sienta delante del ordenador para abrir las páginas de los periódicos, esta rodeado de infinidad de matices. Comienzo por los que me interesan, abriendo sus secciones principales, donde los resúmenes y cabeceras, me ponen al día. No me molesta pinchar para saltar la publicidad, eso es su soporte económico. Entro en una estadística de uso, todo normal. Acabo eligiendo la noticia que comentaré. Y me voy a otra páginas, no hice nada irregular, creo que todos estos procesos no me sitúan en un apartado delictivo. Ni incluso si entro en sitios de consumo para adultos.
Utilizo la red para comprar billetes de viaje, recibo mis localizadores, proporciono mi número de cuenta y viajo, me facilita los trámites.
Hago cartas de reclamación a la administración, recibo sus respuestas; solicito informaciones públicas, las consigo, me inscribo en cursos, etc.
Mantengo correspondencia por email, busco fotos, hago miles de búsquedas para conocer las respuestas a parte de mis inquietudes y procesos de investigación. Comparto información y opiniones.
Estudio, leo libros, me descargo películas y música, sin ningún animo de lucro, creyendo siempre en los derechos de autor, que podrían verse satisfechos aumentando un % nuestra factura de conexión y eligiéndole a los operadores que las paguen ellos, al ser los principales beneficiarios de nuestras inquietudes, distribuidas por la red.
Todo esto solo me proporciona un abanico casi infinito de áreas afines, a los que voy llegando según mis necesidades, solamente abonando la cara cuota.
El delito no cabe en mi orden del día.
Si me di cuenta que determinadas consultas están vigiladas: una vez que entre en el periódico GARA, en la época más candente de la actividad de ETA, entre tregua y tregua y se congeló la página.
Internet debe ocupar el lugar que tuvo el aparato de teléfono durante tantos años en España, cumplir la función de comunicador, de educador, de alternativa abierta, pero con la garantía de no ser objeto permanente de ser espiado por indeseables empresas que nos axfisian con spam. Sólo recibir lo que pidamos.
Es a los acosadores publicitarios a los que hay que imponer límites que hackean nuestros ordenadores para enviagrarnos.








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